TRYSTAN BATES
EL LENGUAJE UNIVERSAL
Todo artista es reflejo de la sociedad en que vive y a su vez contribuye en mayor o menor grado a configurar la fisonomía de su tiempo, en su caso esa doble relación adquiere una vinculación más profunda. Su vida coincide, pues exactamente con el túnel que nos llevó de un siglo a otro, una época muy rica en acontecimientos de toda índole. No es un artista retraído y ausente de los problemas de su época. Por el contrario, se adentró en ella con curiosidad insaciable, con inagotable ansia de conocimiento y generosidad de reformador. Subterráneo intenta formular una descripción completa y auténtica de su personalidad, más aún una interpretación definitiva del profundo significado de su obra. El enigma sigue en pie y probablemente nunca se develará por completo. Un artista que nos permite explorar el tiempo y la luz, porque creemos que, al fin de cuentas, casi siempre es lo mismo lo que nos preocupa. Las buenas historias siempre tienen que ver con el amor, la muerte, el deseo o el miedo. Quedan esas historias, esa postal de novela, esa búsqueda, como un detective de la sensibilidad, de la mirada de los otros.
Trystan Bates en exclusivo con Subterráneo.
¿Quiero saber a qué edad empezaste a pensar de forma gráfica? ¿Eras muy chico?
Siempre. Siempre he sido muy gráfico y visual.
Mi mamá era maestra de arte, y mi padre era el dueño de una pastelería, su especialidad era hacer tortas gigantescas que parecían esculturas. El arte y el crear siempre estuvieron en mi casa, siempre estuvieron alrededor mío. Las primeras cosas que me acuerdo con las que jugaba eran artículos de arte. Me acuerdo de ser muy chico y que mi mamá me daba pintura, me ponía en la bañadera y era como… hace lo que quieras. Sólo haciendo un desastre, creando, y viendo que pasa, la comprensión de sacar algo, y hacer algo más, desde eso, empezó a una muy temprana edad. Como a los dos o tres años. Así que fue a una edad muy joven que me conecté con el arte. En mi casa.
Después con algo más profesional, no sé… tal vez más tarde como a los 20.
¿Eras adolescente cuando entraste en el arte o…?
No, siempre he amado y me he focalizado en el arte. Creo que cuando estaba terminando la universidad me encontré con la pregunta “¿Qué estás haciendo con tu vida?” Mi conexión con el arte comenzó a hacerse más real y cerebral en lugar de romántica. Empecé dibujando de todas esas experiencias que tenía del pasado y comencé a pensar en cómo aplicar mi amor por el arte a todos los días de la vida. Dibujar en la bañadera cuando era muy pequeño, viendo a mi padre hacer estos pasteles, viendo a mi madre dar sus clases dejándome desarrollar mi propio lenguaje y forma de producir arte que era específicamente mío y profundamente personal.
Todavía estoy re-descubriendo el arte. Es un proceso y mi lenguaje siempre está en desarrollo. Pienso que es muy importante nunca sentirse como “esto es todo”, una vez que haces eso te convertís en una marca. Para mí el cambio y el crecimiento por dibujar desde nuevas experiencias es muy importante. Pienso que si no hay cambio hay un problema. Algo no está bien.
Colegio.
Cuando era más joven había un 60% de mi foco en mi trabajo, el 40% restante era distracción… qué hacía a la noche, con quién me iba a ver, que tenía que hacer para la siguiente clase. Paulatinamente esto comenzó a cambiar cuando empecé a estudiar formalmente. Parsons era una cantidad ridícula de trabajo, teníamos que completar como 6 proyectos por semana mínimamente, era una cantidad trabajo muy pesada con plazos estrictos y creo que estaba planificado de esta forma intencionalmente para lograr hacer que se fueran las personas que no se suponía que estuvieran ahí. Había una cantidad enorme de presión sobre nosotros que gradualmente fue reduciéndose a medida que pasaba el programa. No lo entendía en aquel momento pero la presión es parte de la realidad de esta carrera. Estaban entrenándonos y sacando del juego a todas aquellas personas que no podían soportarlo porque después aquellas presiones y plazos son con lo que lidias. Ahora lo entiendo pero en aquel momento parecía loco y hardcore.
Pero, ¿Cuándo fue el momento en el que te diste cuenta que eras un artista? ¿Cuándo fue que te diste cuenta que tuviste ese click, entre adolescente o ingenuo a un artista más serio?
Creo que fue en el momento que comencé a sentir que el arte era mi vida, cuando no podía imaginarme que hacer si no estuviera creando. Se transformó en algo que tenía que hacer todos los días, era mi liberación, mi filtro, la forma que me sacaba la mierda de la cabeza, mi forma de hablar.
Creo que cuando pude vender ese primer trabajo hubo otro cambio. Todo parecía más legítimo por alguna razón. Definitivamente hubo un cambio emocional, no en la forma en la que creaba, tampoco en la forma que yo me sentía acerca de lo que estaba creando sino más bien en la forma en la que veía mi trabajo y su habilidad para afectar a las personas. Hay una diferencia entre producir arte por motivos personales y sentir que vos podés sostener tu vida a través de tu arte. Aún más importante es la idea de que alguien quiera vivir con algo que vos hayas creado.
Al madurar he arribado a un lugar donde la aprobación del público en términos de ventas ya no me importa tanto. Trato de hacer piezas que se entiendan y universalmente relacionables no importa de dónde seas. Intento no poner referencias culturales de un lugar determinado en mi trabajo porque fecha al trabajo y estrecha la audiencia. Quiero que mi trabajo se atemporal. Quiero que mi trabajo sea visto ahora y dentro de cien años con la misma relevancia
porque está funcionando en un nivel que es mucho más profundo que hacer conexiones visuales con modas o cosas con las que la gente se relaciona hoy en día, en este momento que eventualmente desaparecerá. La diversidad en mi trabajo es algo que creo que está creciendo a medida que voy envejeciendo. No quiero que mi trabajo sea categorizado como una cosa u otra.
No me gustan las categorías, no creo que sean algo bueno.
¿Y en Buenos Aires? ¿Cómo fue acá al principio?
Cuando llegué acá visité “Furia” y pregunté para hablar con el que estuviera a cargo. Casi todas las personas con las que he trabajado en BA han sido resultado de preguntar “¿Podemos hablar? Tengo una idea”. Guillermo Tragant de Furia estaba muy abierto a juntarse y ver trabajo que era increíble y un gran contraste con las vacías bajadas de portfolios a las que estaba acostumbrado. Comencé haciendo ilustración con ellos y después tuve la suerte de conocer a Gabriel e Itati de “Puro” que me dieron la bienvenida a mí y a mi trabajo y que realmente me dieron la chance de conectar la ciudad con mi trabajo y crecer. La ilustración igual tuvo sus limitaciones y me trabó para trabajar de una forma específica y tener que alterar una idea para que encaje con los requerimientos de un cliente comenzó a ser algo realmente difícil de tragar.
Sí… porque es como una obra de arte…
Hay una línea muy fina separando las dos para mí. La ilustración es arte, es el mismo trabajo que estás haciendo, sólo es que vos estas aceptando y avalando a alguien que te diga que cambies tú trabajo. Hay una cantidad de ilustradores que son artistas increíbles. Solamente están categorizados como ilustradores porque estaban trabajando con lineamientos de qué es lo que tienen que producir y dándole a alguien más la habilidad y el derecho de sugerir que cambien sus trabajo, que lo adapten (los clientes) a su visión. Pero la cantidad de trabajo que va a producir la imagen es exactamente el mismo. El proceso es el mismo, es la misma cosa. Para mí la diferencia principal, estés o no de acuerdo con alguien diciéndote como deberías hacer tu arte y que deberías hacer con eso. A veces veo una ilustración y la veo tan pura como el arte. Tal vez no pertenece a una etiqueta, tal vez pertenece a una pared en un museo y más importante aún, si no estuviera en una categoría podría estar ahí, pero es la decisión del creador hacia dónde el arte va.
Estoy contento de que hice tanto ilustración como bellas artes porque ahora sé la diferencia entre las dos. Son diferentes realidades. Crear arte es diferente cuando sabes que vos estás produciéndolo para alguien más, no es tan orgánico, es más computarizado, se siente más robótico, por el otro lado, cuando estás haciendo arte para vos mismo, pones todo de ti en ello. Sos vos al 100%.
¿Cuándo te diste cuenta que querías tener una galería de arte en BA y por qué? ¿Está conectado con estas cosas de las que hablas?
Creo que todo está conectado. Hay un par de razones de porque tuve el deseo de llegar a otras personas aca en BA. En un nivel muy personal sentí que estaba viniendo de New York dónde estaba rodeado de muchas personas pero que había un porcentaje muy pequeño de esas personas que eran verdaderos amigos con los que quisiera estar rodeado en aquel momento, había mucha distracción y ruido viniendo de otros lugares, mucho stress que estaba sintiendo y en un punto me di cuenta que todo aquel stress que estaba sintiendo no era el mío. Era el stress de otras personas a las que estaba escuchando todo el tiempo. Esto me llevo a necesitar un recreo de New York que es lo que me trajo a Buenos Aires. Así que cuando llegue acá me sentí como… Ok… este es mi recreo, este es mi respiro de aire puro.
Vine de vacaciones por un mes con una de mis más queridas amigas María Porcaro, mis dos primeras semanas en Argentina las pasé con ella, luego ella regresó y yo no. Todavía sigo acá, han sido casi quince años.
Luego de un tiempo me di cuenta de que no tenía comunidad, y no tenía amigos. Estaba solo acá. Por fortuna conocí a dos amigos de Argentina que todavía los tengo y que se transformaron en familia para mi acá, pero todavía me sentía que no tenía una comunidad artística acá que es crucial para ser un artista. Así que empecé a caminar la ciudad y a investigar para ver dónde podía exhibir mi trabajo. Las opciones eran mínimas y sentí que no había nada acá para el arte contemporáneo y joven. Todo lo que encontré en aquel momento fue era demasiado seco y formal. Luego encontré una galería llamada Crimson que terminaron dándome una muestra. Esa fue la primera para mí acá. Luego de eso empecé a buscar de vuelta, y fue la misma situación. Era un problema, no había vías abiertas a recibir y exponer arte más joven. Era raro. Las galerías formales eraban exhibiendo artistas a mitad de su carrera o artistas ya establecidos ¿pero artistas más jóvenes? No veía galerías para ellos en ningún lugar.
Entonces, por un lado tuve el deseo de conectarme con una comunidad artista y por el otro lado quería abordar la cuestión de ser capaz de producir algo o desarrollar algo dónde personas que estuvieran en mi situación que eran jóvenes y estuvieran empezando pudieran mostrar su trabajo. Y esas dos cosas combinadas fueron la génesis de Honeycomb.
"Crear arte es algo que nutre al artista. Es como la comida, el agua, es la forma en la que hablamos, la forma en la que procesamos el mundo, y la forma en la que experimentamos y filtramos la experiencia humana.".
-Trystan Bates.
EL COMIENZO DE HONEYCOMB ARTS.
Me encontré pensando cómo podía construir una comunidad de creadores alrededor mío, de personas con las que quisiera trabajar, crecer y crear. ¿Cómo construiría eso?
Así es cómo comenzo. Pensando en cómo construir mi vida en Buenos Aires de forma tal que yo pudiera crear para mí y promocionar mi trabajo mientras conectaba con un grupo del que me gustaría estar rodeado de forma personal y profesional. Un grupo que me pudiera permitir crear oportunidades para artistas jóvenes que no estaban mostrándose más que en cuatro espacios en la ciudad.
Ese fue el comienzo de HONEYCOMB para mí.
Sentándome e investigando quienes serían las primeras personas en Argentina con las que quisiera conectar fue el primer paso. Buscaba artistas que tuvieran un potencial masivo. Personas que pudieran pavimentar el camino para todos los demás. Esas fueron las personas que yo contacté, un “dream team” de seis artistas. Y desde aquella cosa comenzó a crecer. Eventualmente sentí que podíamos expandir este grupo todavía más, globalmente. Y eso es lo que hice. Creció de aquella forma, muy de a poco hacia otros países. Comencé con seis personas desde acá, dos o tres personas de New York y desde ahí en adelante en el proyecto siguiente ya habían 30 personas, y en el siguiente como cien y así fue evolucionando.
Curiosamente, ahora me encuentro moviéndome en la otra dirección, filtrando y adaptando el grupo dándome cuenta de que no se trata de cantidad y no siempre es tampoco sobre la calidad. Se trata de la sinergia y de conseguir las personas adecuadas que son capaces de crear repetidamente un flujo de energía y de creación con todo el grupo con el que estás trabajando. Estos son los artistas de los que me aferro y a los que siempre estoy atento. Personas que tienen la capacidad de crecer y aprender, que son inspiradoras para tener alrededor. Desafortunadamente no todos son así. Es difícil encontrar.
Así que mi camino con Honeycomb ha sido, de alguna manera, circular. Yendo desde un grupo pequeño, hacia uno más grande y luego de vuelta hacia uno pequeño. Tengo una visión clara sobre el futuro de Honeycomb. Siento que para poder producir trabajo sustancial y a largo plazo de la forma en la que quiero necesito colaborar con un grupo organizado de artistas que deben tener un set de talentos y personalidades que estoy buscando. Las personas con las que planeo trabajar en el futuro son en mi opinión lo mejor que han llegado a convertirse, en este punto, en mi familia.
¿Es por eso que fuiste a esa isla en Panamá? (Guna Yala)
Sí, fue parte de eso. Aquel viaje fue el primero de una serie de proyectos.
Los artistas que participaron en la residencia (Luz Peusovich, Santiago Carrera, Cem) son personas que conozco desde hace un tiempo, que respeto y en los que tengo fe, y que sabía que iban a producir y tomarse la experiencia con seriedad. No era un ambiente para estar tomando riesgos con artistas, necesitaba conocer todas las personas con las que iba a estar trabajando y que eran fuertes a la hora de entrar a un lugar como ese, fue un arduo proceso de selección. Saber que tenía que elegir cuatro personas por sobre muchas otras que querían ir no es fácil. No era solamente acerca del trabajo, sino también sobre sus capacidades físicas de poder lidiar con los elementos extremos de aquel lugar. ¿Podrían estar sin celular y desconectados y no enloquecer? Habían otras cosas en juego con las que no todos estarían de acuerdo.
Todo era colectivo. Nos concentramos en un montón de workshops con chicos de la tribu. La isla está lejos de la ciudad de Panama y el viaje para conseguir suministros para vestimentas es caro, por esta razón la tribu estuvo a punto de cancelar las actividades. En respuesta Luz y yo solíamos pasar nuestras mañanas y tardes recolectando suministros para interactuar con la tribu. Santiago, Cern y Luz estaban realmente comprometidos y eran una verdadera unidad, nos complementamos todos muy bien. La necesidad de uno se transformó en el proyecto de cuatro personas. Funcionó de una forma muy hermosa.
Todos estaban tan contentos y nos dijeron si podríamos cambiar la forma en la que los locales veían a sus alrededores y el potencial que tenía el lugar donde ellos vivían era intenso, emocional y espectacular.
Ahora estamos intentando recaudar fondos para asistirlos con el desabastecimiento de agua que están teniendo
debido al cambio climático. Así que nuestra conexión con este increíble grupo de personas en una isla olvidada en el
medio del mar a través del arte todavía sigue en pie.
¿Crees que el arte necesita un propósito?
Creo que el arte tiene que tener un propósito de manera que se eleve por sobre ser solamente decorativo. El arte con un propósito es, en mi opinión, siempre mejor arte. Arte con un concepto siempre es mejor que arte sin un concepto, es mucho más interesante y tiene una razón más clara de existir. Cuando era chico e iba a un lugar y veía (digamos…) un pedazo de papel blanco en la pared de una galería, repentinamente me iba sin mirar dos veces. Pero ahora me tomo el tiempo de averiguar por qué ese papel es blanco y por qué está ahí solo. El contenido y el concepto que acompaña al objeto físico lo hace todavía más fuerte. Así que, para mí, el arte más fuerte es el arte que tiene un concepto fuerte por detrás con razón por existir, y si además aborda una finalidad ambiental o social, un propósito para el bien común entonces es arte supremo para mí. Por sobre todas las cosas, pienso que el arte debería ser usado como un lenguaje para comunicar y lograr un cambio.
¿Cómo ves la situación actual? Porque he visto que te expandís hacia otros lugares pero utilizas un grupo pequeño de personas… y veo que no necesitas un espacio físico…
Creo que estoy en el medio de un montón de proyectos y cosas que se están formando. Es un momento de fluidez para mí, no hay un lugar físico. Siempre estoy buscando qué es lo que sigue. Siempre. Para mí la máxima forma de producir tendría la habilidad de generar cambio positivo, para mí esa es la máxima expresión del arte. Arte que tiene el poder de traer un cambio positivo en situaciones negativas. ¿Cómo podemos trabajar juntos de una forma positiva, con un propósito? Esa es la clave.
¿Creés que eso llega a las comunidades aborígenes, a lo ancestral, a las primeras imágenes que fueron dibujadas?
Sí, por supuesto, es el primer lenguaje. Es el lenguaje más poderoso. Una imagen puede elevar a alguien o hacerlo llorar. Es muy poderoso. Pienso que si todos hicieran arte como su principal forma de comunicarse sería un mundo mucho mejor.
Con Honeycomb me concentré en no trabajar con personas que usan imágenes sexuales o violentas.
Si somos artistas, y el arte es un lenguaje y estamos pensando que a este lenguaje universal todos deberían entenderlo y encima lo estamos presentando al público, ¿Por qué estamos poniendo poniendo cosas ahí afuera que no son positivas? ¿Por qué estamos mostrando imágenes que van a generar reacciones negativas o agresivas? Siento que debería ser consciente de quién va a ver mi trabajo. Vos no sabes quién va a estar viendo tus imágenes. No es lo mismo si un adulto ve un imaginario oscuro o violento que si un chico de ocho años lo ve, he visto chicos asustadísimos por arte y no entiendo la razón de eso. No me gusta la censura pero creo que hay demasiada oscuridad alrededor y no necesitamos usar nuestro talento para promover más de eso salvo que tenga un propósito. Crear responsablemente para que el trabajo sea algo inspirador y positivo para la comunidad.
Moebius solía decir que todos los dibujantes tienen como un don determinado, ciertos poderes y que no todos ellos están conscientes de ello…
Realmente siento eso. Es una especie de poder. También tienes que pensar hacia dónde va tu trabajo. Para mí siempre ha sido acerca de generar un imaginario, energía y reacción positiva. Se trata de crear belleza y crear cosas que abran e iluminen las mentes de los demás.
Es totalmente una elección persona qué hacer con tu tiempo y tu talento.
¿Qué se requiere para ser un artista?
Es un trabajo arduo. Sería mucho más fácil seguir un horario, de 9 a 5. Ir al trabajo, usar tu set de habilidades por el tiempo que estés ahí y luego ir a tu casa. Listo, tu día se acabó, vas a tu casa, dormís, luego te despertás y lo haces de vuelta. Para mí sería una situación insoportable pero sí es una situación más segura. Con el arte no sabes que es lo que vas a recibir. Trabajas todo el tiempo. No hay vacaciones ni fines de semana. No sabes si u trabajo va a ser bien recibido, no sabes nada más que el hecho de que tenés una necesidad interna de hacer cosas. Tenés que estar de acuerdo con la inseguridad de todo eso y con la posibilidad de ser un “fracaso” a los ojos del público antes de entrar en la carrera de artista. Tenés que estar bien con que a nadie le guste tu trabajo, con el rechazo al comienzo de tu carrera y de igual manera sentirte con confianza en tu voz y en ti mismo para continuar. Cuando complete mi trabajo espero que sea bien recibido pero mientras lo produzco no me importa si alguien lo entiende. Yo estoy en ello, soy parte de ello, y pierdo la noción de todo lo demás excepto por aquella pieza en la que estoy trabajando. Creo que esta resiliencia y dedicación a producir sin importar nada más son las cosas que más necesitas para ser un artista.
Para mí las cosas más importantes son:
1. Trabaja todos los días no importa en qué. Mantiene el fuego encendido porque esa es la forma en la que mejoras y creces.
2. No tengas miedo de que las cosas no funcionen, prueba nuevas cosas y explora. La única falla es no tratar de hacer algo porque tienes miedo.
3. Ten pasión en lo que haces, sin pasión y el deseo de crear y crecer a través de tu trabajo como persona (en mi opinión) no es un artista, debería ser más que un trabajo y algo que sin eso no podés vivir. El arte para el artista debería ser más que recibir un cheque o trabajar. Es una forma de vivir, un estilo de vida y algo que impregna cada parte de la vida.
4. Por último pero no menos importante es mantener el control sobre su dominio y que no te importe demasiado la opinión pública. Los artistas deben permanecer fieles a su propia voz sin tratar de copiar el éxito de otros, con esto a menudo viene la crítica dura o impopularidad, pero en este negocio se necesita desarrollar una cáscara externa dura y dejar que todas las tonterías sólo resbalen mientras sigues siendo fiel a ti mismo y a tu oficio. Ser honesto contigo mismo es fundamental.
5. No recicles tu trabajo artístico, crea algo nuevo en su lugar.
6. Crea un lenguaje y un diálogo entre tu trabajo para que pueda tener presencia y energía.
7. Aprende a editar. Personalmente no muestres arte salvo que sientas que se supone que tiene que ser mostrado. Me siento acá y produzco arte todos los días todo el día, es un ritual sin fin para mí pero no todo lo que creo ve la luz del día. No es arte para mostrar, es mi meditación. Es un registro visual de mi proceso de ir de un lugar hacia otro. Es privado. Tengo una colección de arte que nadie va a ver jamás, y por otro lado tengo una colección más pequeña que ha sido mostrada y arte en el que estoy trabajando ahora y que sí va a ser expuesto.
8. Persevera y no te rindas. Creo que ser artista es la mejor carrera que hay pero también es una de las más difíciles tanto mental como emocionalmente.
¿En qué sentido?
Pasas por muchas cosas, hay un montón de rechazo y al principio del proceso es desconsolador. Es difícil. No es que vos llevas tu trabajo a una galería y todo el mundo está asombrado y mientras más chico sos más difícil es. Me acuerdo de tener 17 en New York, empezando de aquella manera, dejando portfolios todo el tiempo sin resultado. Y cuando lo haces, y empezas a mostrar tu trabajo empezas a pensar en el público. ¿Les interesará a las personas? ¿Acaso los críticos escribirán las cosas adecuadas? ¿Venderé estos trabajos? Es una escalada lenta y los primeros años son difíciles.
Es así hasta que formas un caparazon. Eventualmente te quedas con eso. Aprendes a conectar minimizando el rechazo y el tiempo perdido, pero puedo ver la carrera quebrando a alguien mentalmente.
Hay una cantidad de presión sobre el artista para que pueda sostener su estilo de vida a través de su obra. Y realmente todo se reduce a la opinión pública, lo que piensan los demás de tu trabajo y si quieren comprarlo. Ponés todo de vos, tu alma, tu tiempo, tu energía, tu dinero, todo, en producir una obra que luego la envías al público y ves que es lo que ellos piensan. Esa es la carrera.
Es duro y agotador, salvo que tengas un gran propósito, un propósito mayor, detrás de tu trabajo. Entonces no hace ninguna diferencia ya porque aunque lo compren o no, hay una razón más importante de tu trabajo de existir.
He andado muchos altos y bajos desde la Universidad y ahora y todavía siento la ansiedad cada tanto porque por abajo de todo… todo lo que quieres es que tus esfuerzos sean bien recibidos, pero me ha tranquilizado permanecer fiel a mí mismo y darme cuenta de que por cada persona que dice que no siempre hay en algún otro lado alguien que va a decir sí.
¿Pero para vos es más sobre el proceso, no?
Para mí el proceso es realmente importante y la presentación es realmente importante también, van de la mano.
¿Cómo sabes que sos un artista?
¿Cuándo dijiste, ok, soy un artista? Como es cuestión mágica.
Creo que sabes que eres un artista cuando sientes que no puedes respirar si no lo haces. Para mí nunca hubo un cuestionamiento de que es lo que quería ser en mi vida. Crear arte es algo que nutre al artista. Es como la comida, el agua, es la forma en la que hablamos, la forma en la que procesamos el mundo, y la forma en la que experimentamos y filtramos la experiencia humana.
Recuerdo una vez que estabas hacienda collages rompiendo tu propio arte y reestructurándolo en una nueva obra, pensé, eso está muy copado, podría hacer lo mismo con mi música…
Esa es mi caja por ahí con todo los papeles que uso en mis collages… Es como mi caja de rechazos pictóricos que convierto en cosas nuevas.
CONCLUSIÓN
Ha sido un extraño e iluminado, a veces difícil y muy hermoso viaje para mí hasta ahora. Siento que mi segunda parte de mi vida como artista va a ser mucho más fluida y placentera porque tengo una red y una comunidad que he ido construyendo a lo largo del tiempo. Tengo confianza para protegerme de lo negativo, una visión clara y enfocada y un mayor entendimiento tanto del arte y su verdadero potencial como de mi rol como creador.
Introducción por Marcio Parks.
Entrevista por Juan Pablo Andrade y Juan Cruz Molas y Molas.
Edición y diseño por Juan Cruz Molas y Molas.
Fotografías por Juan Cruz Molas y Molas.
Fotografías de Panamá Guna Yana cortesía de Trystan Bates.
Obras cortesía de Trystan Bates.
SUBTERRANEO.
Una mirada auténtica sobre la subcultura.
< Click aquí para ir a la galería completa de fotos >
Para ver más acerca de Trystan Bates y Honeycomb arts:
Sitio web oficial / Facebook / Instagram